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¿Te cuidas o te sobreproteges?

La sobreprotección


La sobreprotección puede confundirse con el cuidado hacia una misma. Tiene matices, y uno de los principales a tener en cuenta es desde dónde está realizándose la conducta. La misma conducta puede estar movida por el amor o por el miedo.


Es esencial aclarar que el miedo tiene una función muy importante, nos protege, y en determinados momentos es esencial. Cuando aparece de forma puntual nos da la energía necesaria para salir de una situación que nos puede hacer daño. Pero si aparece de forma constante, produce hormonas del estrés y reacciones en nuestro cuerpo, que dejan de tener la función primaria y pasan a crear todo tipo de sintomatologías (problemas gastrointestinales, tensiones corporales…).


¿De dónde puede venir esta tendencia a sobreprotegerte?


En la infancia, nuestros padres pudieron transmitirnos que nos querían a base de sobreprotección. Esto quiere decir que el miedo estaba muy presente. “A ver si te vas a caer”, “ten cuidado no te acerques ahí”, “te vas a manchar”… son frases que hemos podido integrar en nosotras mismas a partir de las relaciones primarias. Nuestros padres pudieron hacerlo lo mejor que sabían y podían en ese momento, pero tal vez nos transmitieron una sensación de miedo ante la vida y ante determinadas actividades.


Ahora te tienes a ti misma


Ya no necesitas el soporte de tus padres. Como adulta puedes ocuparte de ti misma. Las palabras tal vez no sean suficientes, y puede que necesites un proceso de terapia para sanar a tu niña interior. Pero es importante que tu niña interior reciba el mensaje de que tú estás ahí para ella, que no le vas a llevar a ningún sitio peligroso, que tú puedes cuidar de ella.

Pero recuerda también que puedes confundir cuidado con sobreprotección. Puede que dejes de hacer ciertas actividades por miedo a caerte, miedo a mancharte, miedo a disfrutar… y todos estos miedos vienen de la niña. La adulta que hay en ti puede valorar la situación y observar si es peligrosa o no.


Aumenta tu ventana de tolerancia


Date cuenta de si el quedarte en el sofá es para tu cuidado o es desde el miedo a relacionarte o experimentar cosas nuevas. No te juzgues por ello, haz un poquito cada día. El objetivo es que la ventana de tolerancia vaya haciéndose cada vez más grande, y para eso necesitarás probar cosas nuevas, sacar la curiosidad a pasear de la mano de la creatividad.


Lo importante no es qué haces, sino desde dónde. Si vas a una clase de baile desde el miedo y la auto exigencia, difícilmente vayas a disfrutar. Claro que puede haber miedo, somos humanas, pero estás tú ahí como adulta para decirle a tu niña que no es peligroso, y que si en algún momento veis que lo es, puedes cogerle de la mano y salir por donde habéis entrado.


Observa si dejas de hacer cosas porque te sobreproteges. Date cuenta de si “te pones trampas” a ti misma, y al disfrute. Deja que la energía que hay en tu interior se manifieste en la vida. Tal vez te apetezca probar alguna actividad que te resulte “atrevida” o superficial. Recuerda que probar no te aleja de la vida, al revés. Y puede que tu niña interior te agradezca que le acompañes a hacer eso que no pudo.


Cuídate y acompáñate.


 



Lara Knaggs


Psicóloga-Psicoterapeuta Humanista Integrativa con perspectiva de género.


Te acompaño a quererte primero a ti, y así poder querer bien.

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